Puntos rubí

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¿Qué son los puntos rubí?

Los puntos rubí o angiomas seniles son dilataciones normales de vénulas cutáneas. Forman parte de los cambios normales de la piel a medida que pasa el tiempo y no tienen ningún significado patológico: son lesiones benignas que suponen solamente un problema estético (o de incomodidad en caso de que sangren o produzcan roce con la ropa).

¿Cómo se manifiestan los puntos rubí?

Aparecen sobre la tercera i cuarta década de la vida, en forma de manchas o pequeñas pápulas cupuliformes de color rojo brillante o violeta oscuro, con una superficie brillante y lisa (de ahí su denominación). Por lo general son asintomáticos, aunque ocasionalmente pueden sangrar por el roce, se pueden trombosar (se tornan negros y ocasionan dolor durante unos días) o pueden provocar picor o dolor cuando asientan en una zona de roce.

¿Por qué motivo aparecen los puntos rubí?

No existe un motivo concreto por el cual aparecen, aunque es frecuente que exista una predisposición genética y que se produzcan a medida que avanza el tiempo (son parte del envejecimiento normal de la piel).

¿Cómo se diagnostican?

Habitualmente el dermatólogo entrenado puede emitir el diagnóstico con la simple observación de las lesiones. No obstante, la dermatoscopía (uso de una lupa de aumento con luz polarizada) puede resultar muy útil en casos de duda, ya que en el interior de los puntos rubí se observan lagos vasculares de color rojo/violáceo homogéneos. Finalmente, si todavía resulta imposible el diagnóstico, se puede proceder a una biopsia de la lesión y a su observación con el microscopio.

¿Los puntos rubí son o pueden transformarse en cáncer de piel?

No. Son lesiones benignas que no tienen potencial de dar lesiones malignas. No suponen ningún problema de salud.

¿Son contagiosos?

No. Los puntos rubí son simples dilataciones de los vasos superficiales de la piel, no son producto de ninguna infección, por lo que no se transiten a otras personas ni en el mismo paciente aunque se rasquen o los toquen.

¿Los puntos rubí son muy frecuentes?

Prácticamente todas las personas tienen puntos rubí. Se sitúan principalmente en el tronco, aunque pueden aparecer en las extremidades y en la cabeza. Son más habituales a mayor edad, y tienen la misma incidencia en hombres que en mujeres.

¿Hay que eliminar los puntos rubí?

No es estrictamente necesario hacer ningún tratamiento, pero se pueden eliminar cuando suponen un problema estético o práctico, por su situación o porque sangran.

¿Cómo se tratan los puntos rubí?

Antiguamente sólo podía practicarse la electrocoagulación de los puntos rubí. Aunque es un método muy efectivo, tiene el inconveniente de necesitar anestesia local (inyectada en la zona a tratar) y que el electrocoagulador es un procedimiento destructivo inespecífico: quema la piel allí donde se aplica su punta. Si bien es muy infrecuente que queden cicatrices con este método, existe mayor probabilidad que empleando otros métodos mucho más específicos, como el láser o la luz pulsada. Sin anestesia local, la cauterización con electrocoagulador es particularmente dolorosa.

Otra opción terapéutica es practicar crioterapia con nitrógeno líquido y afeitado con bisturí de las lesiones. Este procedimiento es muy rápido y se tolera bien en cuanto a dolor se refiere. No requiere anestesia local, ya que el propio frío reduce la sensibilidad de la zona. Después del afeitado es necesario el uso de un método hemostático para que no sangre (por ejemplo la coagulación son solución de Monsel o de ácido tricloroacético). El riesgo de cicatriz es mínimo, aunque si se presentan lesiones muy abundantes o en zonas nobles, esta técnica puede resultar molesta para el paciente.

La opción más cómoda para el paciente y con el menor riesgo de cicatriz es la eliminación mediante los dispositivos láser o de luz pulsada. La ventaja que ofrecen estos sistemas es que impactan de forma específica sobre la hemoglobina que viaja dentro de los capilares que componen el punto rubí (láser de colorante pulsado, láser de Nd:YAG de 1.064 nm o luz pulsada), o bien destruyen de una forma muy precisa el tejido redundante del angioma senil (láser de CO2). Cualquiera de estos sistemas resulta cómodo para el paciente, se puede practicar con crema anestésica (o sin ella con el dominio de los parámetros del aparato) y permite tratar un gran número de lesiones o angiomas voluminosos de forma resolutiva. En los estudios comparativos, los resultados obtenidos con el láser de colorante pulsado y la luz pulsada filtrada son muy similares cuando se tratan lesiones vasculares.

En opinión del autor, ante puntos rubí únicos o poco numerosos, en zonas de piel gruesa como la espalda es posible la eliminación mediante la electrocoagulación o la crioterapia con afeitado; pero en áreas nobles, en lesiones numerosas o cuando se quiera minimizar el riesgo de cicatriz, resulta muy cómodo y satisfactorio el tratamiento con luz pulsada y/o láser.

REFERENCIAS
· Srinivas CR, Kumaresan M. Lasers for vascular lesions: standard guidelines of care. Indian J Dermatol Venereol Leprol. 2011 May-Jun;77(3):349-68.

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