Las quemaduras de segundo grado o superior, al dañar como mínimo la capa intermedia de la piel (dermis), pueden dejar cicatriz secundaria. Es frecuente que, al producirse una destrucción de las unidades pilosebáceas de la dermis, a partir de las cuales se reepiteliza la piel, se formen cicatrices hipertróficas y/o queloides. Clásicamente, las cicatrices por quemadura se han tratado con parches de silicona, emolientes, crioterapia, infiltraciones de corticoides o incluso exéresis quirúrgica. Sin embargo, en los últimos años está emergiendo el tratamiento mediante dispositivos láser (colorante pulsado, láser fraccionado no ablativo, láser fraccionado ablativo….), que se han relacionado con excelentes respuestas estéticas y funcionales (aumentan la mobilidad y extensibilidad del tejido afectado por la quemadura) con un perfil de seguridad muy elevado. Algunos estudios indican, incluso, que el tratamiento precoz con láser poco después de la quemadura puede evitar la formación de una cicatriz hipertrófica o de un queloide.
¿Cuándo hay que empezar a tratar con láser la cicatriz por una quemadura?
Los estudios más amplios recomiendan iniciar el tratamiento con láser a los 6 meses después de la quemadura, sin que esto elimine la necesidad de realizar tratamientos conservadores tópicos y/o apósitos. Durante estos primeros seis meses el tejido cicatricial se está formando y con un control médico cercano se puede observar la tendencia que tendrá o no de formar una cicatriz hipertrófica o un queloide y decidir en el momento oportuno si hay que iniciar el tratamiento láser, ya que no todas las quemaduras dejan una cicatriz de este tipo ni todas requieren tratamiento con fuentes de luz. Se ha observado que las cicatrices por quemadura que son tratadas con láseres antes de los 18 meses después del accidente responden claramente mejor que las que son tratadas después de este límite de tiempo.
¿Qué láseres se emplean para tratar las cicatrices por quemaduras?
En las fases iniciales, cuando el tejido cicatricial es inmaduro, existe todavía parte de inflamación y de formación de estructuras vasculares (capilares) que alimentarán a las células implicadas en una cicatriz excesiva. Esta inmadurez e inflamación habitualmente dan un aspecto eritematoso (rojo rosado) a la cicatriz, e incluso es posible observar capilares en su superficie, directamente o mediante el dermatoscopio. En estas fases iniciales es recomendable utilizar láser de colorante pulsado o luz pulsada para evitar la formación de una vascularización excesiva que facilitaria la formación de una cicatrización anormal. Este tipo de sistemas lumínicos tienen un potencial preventivo para el volumen de la cicatriz y además reducen la coloración rojiza.
Sin embargo, cuando la cicatriz ya está plenamente formada, se atenúa o desaparece su color eritematoso y hay un exceso de volumen, este tipo de sistemas lumínicos aportan poco beneficio. En estos momentos el objetivo es aumentar la capacidad de reorganización del colágeno de la cicatriz para mejorar su grosor, superficie y textura. Los láseres que actúan en este proceso son los fraccionados no ablativos y los ablativos. El uso de uno u otro dispositivo depende de la cicatriz, de las preferencias del paciente y de los tratamientos utilizados previamente. Por lo general, en cicatrices muy gruesas, rígidas o extensas se tiende a emplear el sistema ablativo, ya que es más eficiente y potente. Es posible, además, combinar ambos tipos de láseres fraccionados.
¿Qué mejoría produce el tratamiento con láser (o combinaciones) en las cicatrices por quemaduras?
Los láseres citados, ya sea de forma aislada o en combinación, consiguen mejorar los siguientes aspectos de la cicatriz: coloración, presencia de capilares, rigidez, grosor, picor y limitación de la movilidad. En conjunto, las mejorías observadas en los estudios más amplios son de aproximadamente el 50% a los 6 meses de finalizar el tratamiento.
¿Cuántas sesiones hay que realizar y cada cuánto tiempo?
El número de sesiones recomendable es aquel a partir del cual ya no se observa mejoría. El número medio de sesiones necesarias en los estudios publicados es de entre 4 y 8 (media de 5), siempre dependiendo de las características de las cicatrices como de los dispositivos empleados. Por ejemplo, con láser fraccionado abaltivo normalmente se requieren menos sesiones que con el no ablativo. El intervalo de tiempo habitual entre sesiones suele ser de 4 – 6 semanas, también variable según los parámetros comentados.
¿Cuáles son los efectos adversos de los láseres?
Por lo general se trata de sistemas muy seguros. La incidencia de efectos adversos en el tratamiento de las cicatrices por quemaduras es muy baja (3.9%) y éstos son leves y temporales en la gran mayoría de ocasiones. Los sistemas lumínicos que pueden causar efectos indeseables con más frecuencia suelen ser el láser de colorante pulsado (púrpura o hematomas superficiales) y la luz pulsada (ampollas). Los láseres fraccionados ablativos forman pequeñas costras en la zona donde impactan, aunque esto no es un efecto adverso sino una característica propia de su mecanismo de acción. En general estas microcostras se desprenden de forma espontánea en una semana, aproximadamente.
REFERENCIAS
· Hultman CS, Friedstat J, Edkins RE, Cairns BA, Meyer AA. Laser Resurfacing and Remodeling of Hypertrophic Burn Scars: The Results of a Large, Prospective, Before After Cohort Study, With Long-term Follow-up. Annals of Surgery, Volume 260, Number 3, September 2014.