La psoriasis es una enfermedad cutánea con aspectos muy variables entre pacientes. Cada persona tiene un tipo específico y único de psoriasis, ya sea por la localización y tipo de lesiones, o por la interacción entre la enfermedad y la persona, ya que el grado de impacto que ésta tiene sobre cada sujeto es distinto.
En la primera valoración de un paciente con psoriasis es necesario realizar una exploración y diálogo concisos, para determinar las siguientes características de su enfermedad:
• Tipo de lesiones
• Extensión de las lesiones
• Síntomas que ocasiona
• Afectación sólo cutánea o también ungueal y/o articular
• Impacto psicológico
La psoriasis es una de las enfermedades cutáneas con mayor impacto sobre el ritmo de vida habitual y el estado psicológico del paciente. Estos dos aspectos deben tenerse en cuenta en la visita médica, que no debe limitarse a la valoración del aspecto físico de la piel.
En la actualidad, además, se acepta que el paciente con psoriasis posee más riesgo de sufrir algunas complicaciones metabólicas, como hiperglucemia, hiperlipemia, hipertensión y sobrepeso, así como una mayor incidencia de complicaciones cardiovasculares. Estos aspectos deben ser valorados, si es preciso, mediante un perfil analítico metabólico.
Finalmente, se deben conocer los tratamientos que el paciente ha realizado anteriormente, para valorar nuevas posibilidades terapéuticas. Asimismo, haremos hincapié en las preferencias del paciente a la hora de escoger un tratamiento u otro, sopesando la comodidad, la efectividad y los horarios de aplicación.
En resumen, la psoriasis es una de las enfermedades cutáneas con mayor impacto psicológico sobre el paciente, que la vive de una forma particular y personal en cada caso. En la actualidad se tiende a valorar el paciente en su conjunto, teniendo en cuenta factores adicionales de la enfermedad, y no sólo el aspecto físico que presenta ésta.