Mitos y evidencias sobre el acné

Preguntas frecuentes sobre isotretinoína y acné

El acné, uno de los motivos de consulta más frecuentes en Dermatología, es una enfermedad inflamatoria habitual en la población general. La variante más común es la vulgar o juvenil, aunque existen otros tipos como el acné cosmético o el acné secundario a la toma de medicamentos.

En esta entrada del Blog se comentan algunos mitos de cultura popular sobre esta enfermedad, su tratamiento y los cuidados de la piel grasa.

→ En el acné existen una serie de creencias populares muy arraigadas que no están basadas en ninguna evidencia científica. Seguir el consejo que proponen algunas de estas creencias puede incluso empeorar la enfermedad, con lo que es necesario desmentir los siguientes puntos:

– La higiene de la piel mejora el acné. El exceso de higiene puede irritar la piel y empeorar las lesiones de acné. Aunque es cierto que hay comedones (espinillas) y un exceso de sebo en la enfermedad, no es necesario lavar enérgicamente la piel afecta. Es suficiente emplear agua corriente o un jabón suave un máximo de dos veces al día.

– No se pueden emplear cremas hidratantes si se sufre acné. Aunque en general la piel acneica es grasa, es posible que se experimente cierta sensación de sequedad o tirantez tras la higiene o con el uso de algunos tratamientos. En estos casos se puede emplear sin complicación cualquier crema hidratante que sea específica para pieles acneicas (oil free o no comedogénicas).

– Si se sufre acné no se deben emplear protectores solares. El Sol tiene un efecto antiinflamatorio sobre las enfermedades de la piel, pero esto no justifica que dejen de usarse los protectores solares. Utilizando geles o cremas oil-free obtendremos el efecto antiinflamatorio deseado sin aumentar el riesgo de cáncer de piel, que resulta considerablemente más dañino para la salud que el acné.

– Deben emplearse aceites cicatrizantes para el acné. Si bien es posible que el aceite de rosa de mosqueta posea ciertas propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes, el excipiente del principio activo es muy graso y no es apropiado para el acné. De hecho, el uso de aciete de rosa de mosqueta como cosmético anti-envejecimiento puede ocasionar acné por oclusión de los folículos pilosos.

– Las dietas ricas en grasas o dulces empeoran el acné. No hay ningún estudio científico que haya conseguido encontrar alguna relación entre alimentos y acné: no hay ningún dato que respalde que el chocolate, los embutidos, los picantes o cualquier otro alimento ocasione o empeore el acné. Resulta evidente que una dieta equilibrada es beneficiosa para la salud en conceptos generales, pero para el acné no es necesario excluir ningún alimento concreto.

– El acné desaparece sólo y no requiere tratamiento. Es cierto que durante la adolescencia hasta el 80% de las personas sufren acné, pero no por este motivo debe vivirse como algo natural que no requiere intervención. Aunque el acné sea en la mayoría de casos una enfermedad con alteraciones exclusivamente estéticas, es preferible realizar el tratamiento más precoz y sencillo para evitar la aparición de cicatrices que pueden permanecer para el resto de la vida.

– Apretar las lesiones favorece su curación. La extrusión de los ‘granos’ permite evacuar el contenido de pus que poseen, aunque la maniobra resulta en un daño de la dermis de la piel que ocasiona, la mayoría de veces, una cicatriz irreversible. Es preferible emplear algún tratamiento anti-inflamatorio para conseguir hacer desvanecer el ‘grano’ sin manipularlo para evitar consecuencias indeseables.

– Las cicatrices de acné no tienen tratamiento. En la actualidad se dispone de varios métodos para eliminar o mejorar la mayoría de cicatrices causada por el acné, ya sean atróficas (deprimidas) o hipetróficas (sobresalidas). Pueden emplearse los peelings químicos y el láser, entro otros procedimientos, con esta finalidad.

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