Cicatrices
Las cicatrices son la consecuencia de distintas agresiones a la piel. Por frecuencia, las cicatrices que más se observan son secundarias al acné o a cirugías previas. Estas cicatrices pueden ser atróficas (deprimidas), hipertróficas o incluso formar queloides. En general suponen una alteración estética notable.
En la zona facial son más frecuentes las cicatrices atróficas por acné, que aparecen como depresiones puntiformes rojizas o del color de la piel. En ocasiones son generalizadas en todo el rostro y pueden dar un aspecto de ‘gravado’.
Tratamiento de cicatrices de acné
Existen dos métodos básicos para el tratamiento de las cicatrices de acné o faciales atróficas. En primer lugar se pueden efectuar peelings de ácido glicólico a distintas concentraciones. Los peelings permiten eliminar las capas más superficiales de la piel, otorgando un aspecto más homogéneo en textura y color a la misma. Tienen una efectividad notable, pero sólo para las irregularidades más superficiales. En cuanto a las cicatrices faciales más profundas, el procedimiento terapéutico de elección es el láser fraccional no ablativo. Mediante este dispositivo es posible tratar áreas amplias de forma cómoda y segura para el paciente. La efectividad de este tratamiento de las cicatrices de acné es muy elevada y se consiguen resultados excelentes con pocas sesiones. El láser fraccional no ablativo de 1.540 nm fue el primer método de tratamiento aprobado por la Food and Drug Administration de los Estados Unidos debido a sus resultados y a su seguridad para esta indicación.
Cada uno de los dos tratamientos de cicatrices de acné –peeling o láser– tiene unas indicaciones óptimas y resulta muy ventajosa la posibilidad de combinarlos ambos.